Me desconecto y me vuelvo a conectar
Este año ha sido raro, tal vez ha sido todo el movimiento que se ha dado por todos lados, o simplemente ha sido que me he hecho más consciente de él. La verdad no sé cómo explicarlo pero si sé cómo lo he sentido. Ha sido un trabajo de ir a lo profundo a buscar el origen de muchas cosas que ni sabía que estaban ahí, ha sido redescubrir mi verdadero yo y cómo quiero manifestarlo, han sido encuentros pero también muchos desencuentros, y en medio de todo esto ha estado presente es fuerza que está allá en lo más profundo y que me habla en el silencio.
[Tweet «Este año ha sido un constante descubrimiento a través del cambio y el movimiento.»]
Pero no siempre lo he logrado a lo largo de este año, muchas veces simplemente ignoro el hilo de oro que me une a la sabiduría Universal y dejo a mi espíritu un poco huérfano, me desconecto de todo lo que sé, todo lo que soy y me evado, olvido que he aprendido muchas cosas en los últimos años, lecciones muy valiosas que me han llevado a encontrarme con personas y partes de mi misma que han sido la mayor bendición. Me desconecto voluntariamente y simplemente olvido todo.
Y entonces vienen esos sentimientos tan familiares de tristeza, de impotencia y de cansancio, llegan sigilosamente y me atrapan en esa charla constante en mi cabeza que hace que todo se oscurezca un poco. Me atrapan y cuando ya siento que es demasiado, mágicamente todo vuelve a mi, me miro al espejo y veo mi luz, le digo a la negatividad en mi cabeza que sé que está ahí pero que por favor no se asuste, que la quiero y la invito a conversar, me abrazo y me agradezco por todo lo que he hecho, por todo el largo camino que he recorrido y me doy crédito por todas esas pruebas que he superado.
Lentamente vuelvo y lentamente me conecto. Entiendo que todo es un proceso, que la paciencia es una gran virtud y que yo la tengo, miro hacia atrás y comprendo que sí me he movido, que no siempre el camino ha sido fácil o directo, pero ¡claro que sí me he movido! No sé cuanto falte, porque de alguna forma ya no me angustia tanto el destino, sé que hay cosas que resuenan con mi existencia y sé que si esos sueños y deseos están ahí es porque puedo lograrlos.
Tal vez la angustia vuelva mañana, tal vez no, tal vez decida desconectarme por un tiempo y simplemente lo aceptaré, y cuando lo haga me volveré a abrazar, le diré a mi oscuridad que no se asuste, que yo estoy ahí para ella, que la luz es infinita y que yo ya tengo el secreto para que siempre podamos compartirla.
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