La importancia de poner límites
Hace unos días estaba terminando de leer un libro sobre asertividad y sobre cómo algunas personas cuando nos dedicamos a labores que implican ayudar a otros se nos dificulta un poco la idea de poner límites y por eso es común que terminemos sobre cargadas o haciendo cosas que en el fondo no queremos por creer que así estamos ayudando a los demás.
[Tweet «A veces cuando se trabaja ayudando a los demás de alguna forma se olvida la idea de poner límites.»]
Pero la verdad es que para poder ayudar realmente, para servir a otros y hacerlo de una manera efectiva hay que empezar por delinear unos límites claros en los cuales todos salgamos ganando, finalmente es sentido común para encontrar equilibrio. Aunque claro, la realidad a veces es otra y desafortunadamente en muchas ocasiones ni siquiera sabemos cuál es un límite sano y cuál no.
A mi siempre me ha costado mucho este tema, y por eso el año pasado fue un gran maestro en ese sentido porque me mostró que si uno no delinea para uno mismo aquello que está bien y aquello que puede perjudicar, los demás no van a hacerlo por uno y si no se pone un freno a ciertas situaciones las personas seguirán demandando más y más hasta que todo se vuelva algo insostenible.
¿Y entonces qué hacer?
Estas no son respuestas definitivas porque la experiencia de cada cual es única pero si me he dado cuenta que hay algunas cosas que pueden ayudar a identificar cuándo se están traspasando ciertos límites y cómo se puede evitar o solucionar.
1. Valora lo que haces.
Este es tal vez uno de los puntos más importantes y también tiene que ver mucho con el amor propio. Al valorar tu trabajo, tu tiempo, tu conocimiento, entenderás que si alguien no lo valora o abusa de tu disposición para hacer las cosas está pasando un límite importante y al final quien saldrá perjudicado eres tú. Cuando uno sabe el valor de su labor es menos probable que termine asumiendo responsabilidades que no le corresponden y además es más fácil decir NO a situaciones que no son beneficiosas.
Yo sé que muchas veces esto no es fácil de lograr, pero cuando se adquiere seguridad en lo que uno hace es más fácil identificar cuándo se está pasando un límite, por ejemplo, en mi labor como diseñadora muchas veces tenía clientes que por el mismo valor querían que hiciese el triple de trabajo, y como al comienzo no sentía que mi trabajo de verdad fuera bueno yo dejaba que eso sucediera, aunque también había un segundo elemento que lo vamos a ver en el siguiente punto y es que en el fondo tenía miedo de no tener más trabajos y quería complacer a toda costa a los clientes, aunque al final todo terminara en frustración.
2. Evalúa porqué haces las cosas.
Muchas veces detrás de las cosas que hacemos hay algunos motivos que consciente o inconscientemente nos terminan saboteando o hacen que lleguemos a situaciones donde dejamos que los límites se traspasen. Por ejemplo cuando hacemos las cosas por agradar a alguien o por miedo a que nos dejen, o por miedo a nos ser reconocidos porque en esos casos estamos acudiendo a una energía que no nos deja ver objetivamente las situaciones. Por ejemplo cuando tienes una pareja con la cual sientes que tienes que hacer todo para que no te deje o un jefe que quieres agradar sin importar qué tanto requiera de ti, seguramente estarás haciendo cosas que en el fondo no quieres hacer y que muchas veces pueden hacerte daño.
Por eso lo mejor es escucharte primero a ti, cómo te sientes haciendo lo que estás haciendo, cuál es tu fin verdadero. Si lo haces libremente porque así lo quieres no hay problema pero si lo haces por las situaciones descritas anteriormente es mejor que te detengas un momento antes de actuar y evalúes si realmente te sientes bien con ello. Nada ganamos al desvivirnos por los demás y menos si ponemos a todos por encima de nosotros porque al final se tratará de algo que no te nutrirá ni aportará nada a tu vida.
3. Escúchate a ti y a tu intuición.
En el fondo todos sabemos cuando hay algo que no nos hace bien, es una sensación que a veces no se puede describir y cuando no ponemos límites por lo general después tenemos un sentimiento muy fuerte de que algo no anda bien, de que hay algo fuera de lugar. Por eso es tan importante escucharnos, conocernos y saber hasta dónde pueden llegar los demás porque sólo así podremos identificar las situaciones que nos pueden afectar.
En este punto también es importante tomarse un tiempo antes de responder ante alguna petición, o no dejar que sea la presión la que se encargue de dirigir la situación, si alguien te pide algo y te pide que respondas ya, muy amablemente puedes decirle que te de un momento y que le responderás luego, la mayoría de veces no nos damos ese espacio y es cuando terminamos diciendo sí a cosas que definitivamente queríamos decir que no.
4. Primero tu bienestar.
Cuando somos propensos a hacer todo por los demás y a no establecer límites claros con las personas o las situaciones lo que estamos haciendo es poner nuestro bienestar a un lado. Claro, no se trata de ser egoístas y no pensar en nadie más pero sí hay que poner las cosas en perspectiva para ver si la situación en la que estamos o la persona que tenemos al lado está minando nuestro derecho a estar y sentirnos bien.
Cuando estamos bien podemos ayudar mejor, cuando tenemos bienestar tenemos tranquilidad y eso es algo que no se puede comprometer en aras de desvivirse por los demás. Entonces es por eso que cobra mucha importancia el hecho de pensar en nosotros, si hay situaciones que nos hacen sentir agotados, enfermos o tristes es obvio que se han sobrepasado ciertos límites y que es necesario revaluar lo que estamos haciendo ya que al final nadie nos va a devolver todo eso que podemos estar perdiendo por no haber establecido unos límites adecuados.
5. Comunica lo que sientes.
Este punto es muy difícil para algunas personas, de hecho me cuento entre ellas y siento que todavía estoy en el proceso, pero definitivamente es importante comunicar lo que sentimos porque esa es a clave de establecer unos límites claros y sanos para todos. Sí, yo se que también es verdad que hay personas que simplemente no escuchan o imponen su opinión sin importar nada más, sobre todo cuando hacen uso de su encanto o poder pero al silenciar nuestras necesidades estamos dando pie a que los demás nos vean como personas a las que se les puede hacer y pedir de todo y no dicen nada.
Por eso la mejor forma de lograr este punto es comunicarte de la forma como te quede más fácil, puede ser escribiendo o charlando mientras se toman un café, lo importante es que digas lo que necesitas decir, que expreses lo que sientes de una manera asertiva y respetuosa y que empieces a delimitar las situaciones para que estés mucho mejor y todos salgan ganando.
Espero que todos estos puntos te ayuden a entender porqué es sano poner límites y a vivir una vida mucho más balanceada.
¿Te cuesta poner límites? ¿Tienes alguna otra idea o sugerencia de cómo hacerlo? ¡Cuéntame en los comentarios!