Las despedidas no son fáciles, especialmente cuando son abruptas y cuando al final uno siente que faltaron muchas cosas por hacer, muchos planes por cumplir y sobre todo cuando uno siente que esa persona debió quedarse un poco más en nuestras vidas. No es fácil pero a todos nos sucede en algún punto y muchas veces duele, sobre todo cuando es el ego quien se encarga de hacernos creer ideas que no existen realmente.


Hace algunas semanas alguien se fue de la misma forma como llegó, sin que lo esperara y sin aviso, fue alguien que de una u otra forma me llenó la vida de color y me recordó que en cualquier momento pueden pasar cosas maravillosas por el simple hecho de que son posibles; fue alguien que trajo a mi, otro mundo al que siempre me he sentido cercana, pero lo hizo de una forma muy especial y por eso siempre le agradeceré. Sé que nunca leerá estas palabras o que si las lee no entenderá nada, también sé que nunca más volveremos a cruzar palabra alguna pero ya he hecho la paz con ello.

El punto es que la vida siempre se mueve y las cosas cambian, muchas personas llegan y muchas se van pero cuando estamos en medio del drama se nos olvida algo muy importante, que el amor, ese sentimiento verdadero que es el que hace girar al mundo, es el remedio perfecto para soltar en paz aquello que ya no puede permanecer con nosotros.

[Tweet “El amor es el mejor remedio para soltar y dejar ir aquello que ya no puede estar con nosotros.”]

El tiempo me ha enseñado que las personas se van cuando han cumplido su papel en nuestras vidas, cuando ya no hay nada más que aprender de ellas o cuando un ciclo se ha terminado y finalmente es el ego el que nos va destruyendo poco a poco cuando eso sucede porque solemos pensar en cosas como ¿porqué se fue? ¿acaso no le importo? ¿todo fue una mentira? ¿cómo me van a hacer eso a mi? Se nos olvida que no somos el centro del universo y que nuestra felicidad sólo depende de lo que haya en nuestro interior y que no puede depender de las personas que nos rodean, por eso si alguien decide irse lo mejor que se puede hacer es dejarlo ir con todo el amor del mundo, agradeciendo por los buenos momentos, por las enseñanzas y por todo aquello que vivimos.

Creo firmemente que por algo nos encontramos con quienes nos rodean y también por algo nos separamos, pero cuando esa despedida se hace con amor, así la otra persona no lo haga de esa forma, siempre se cambiará el significado de todo lo que pasó para que finalmente entendamos que hacemos parte de un todo que es perfecto en sus tiempos, en sus encuentros y desencuentros y que el Universo nunca se equivoca en lo que hace.


Claro, también hay formas más prácticas de dejar ir con amor a alguien, algunas incluyen el uso de cuarzos rosados, escribir todo aquello que quisimos decir y no pudimos o simplemente hacer una oración sincera por esa persona. Lo importante es entender que mientras estemos sintonizados con el verdadero amor del que estamos hechos, todo será más fácil y con el tiempo entenderemos que todas las uniones están hechas en el cielo y por eso son eternas pero al mismo tiempo en la tierra en algún momento deben acabar y lo mejor es soltar todo con amor infinito en el corazón.


Y como la idea de todo esto es dejar ir con amor sólo me queda decir: Gracias H. por todos esos días bonitos en que te preocupaste por mi y en que me mostraste que los sueños pueden ser posibles. Gracias por enseñarme en la distancia que la vida es maravillosa y vale la pena ser vivida, gracias por tu amistad y por tu paciencia, por los planes y las posibilidades, por tu confianza y sobre todo por acercarme a aquella tierra mágica que vive en mi corazón. Gracias, gracias, gracias.


¿Que piensas de dejar ir a las personas con amor? ¿Lo has hecho alguna vez? ¡Cuéntame en los comentarios!